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Partidos del siglo XXI
Publicado por Raimon Obiols | 27 Marzo, 2011
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Vale la pena leer el artículo del Washington Post (que la revista L’Hora ha traducido ) sobre la situación en que se encuentra el “ Movimiento del 6 de abril” de la juventud de Egipto. Este movimiento empezó creando una página de Facebook apoyando a los trabajadores que planeaban una huelga para el 6 de abril de 2008. Posteriormente se convirtió en una red activista que jugó un papel central en la revuelta que hizo caer a Mubarak. Ahora cuentan con más de 20.000 miembros y casi 200 mil seguidores en Facebook.
Pero ahora, cuando se va decidiendo el desenlace del proceso revolucionario en Egipto, tienen una “crisis de identidad”: “¿Qué somos?”, se pregunta uno de los miembros: “Un grupo de resistencia? Una organización de derechos civiles? Un lobby, un grupo de presión? Deberíamos seguir existiendo?“ se pregunta otro. Y algunos responden: “Hemos cumplido nuestra misión. Mubarak se ha ido”.
Efectivamente, Mubarak se ha ido, como Ben Ali. Pero tanto en Egipto como en Túnez las cosas están lejos de estar decididas. Se anuncian elecciones, procesos constituyentes, reestructuraciones de los espacios políticos; aparecen nuevos partidos y otros, antes proscritos, son legalizados. Los sectores poderosos tratan de adaptarse a la nueva situación, se organizan políticamente. Sería muy negativo que la extraordinaria energía positiva de las movilizaciones pacíficas, pluralistas y democráticas, fuera parada, disuelta o desviada. En estos países, una juventud se ha puesto en marcha, delante de las revueltas y reivindicaciones, utilizando las herramientas de Twitter y Facebook, y ha sabido conectar con las aspiraciones de una mayoría que quiere libertad y justicia social. Sabrá proseguir este proceso?
El reto que se plantea después de la caída las tiranías es la construcción de la democracia y de sus instrumentos, la agregación de mayorías, la acción de gobierno. De una u otra manera, tanto los núcleos de poder económico como los movimientos islamistas, tienen enfocados estos objetivos y estrategias. En cambio, los espacios democráticos, laicos, progresistas, de los cuales los movimientos juveniles han sido los exponentes de avanzada, corren el doble riesgo de la apoliciticisme y de la fragmentación, porque existe un gran recelo hacia los partidos y la complejidad del juego político y electoral.
“Cuando un miembro sugiere que el grupo debe constituirse en un partido político, la reunión se convierte en una pelea de gritos”, explica William Wan, en el artículo del Washington Post.”Los políticos – con sus maquinaciones de poder, egoísmo y corrupción – son lo que empujaron a Egipto a un régimen de tres décadas de autoritarismo”, dice uno de los miembros del Movimiento del 6 de abril, “¿Por qué no centrarse en el activismo en lugar de perder tiempo en un partido político?”.
“Fue, en muchos sentidos, mucho más fácil durante la revolución”, comenta Wan, que añade: “En aquellos embriagadores 18 días, los jóvenes activistas de Egipto compartían una visión y centraron todos sus esfuerzos – tweets, mensajes de Facebook, vídeos y blogs, así como los puños y las piedras – hacia esta meta: derribar Hosni Mubarak, el autócrata que había gobernado Egipto durante 30 años. Pero ahora, con este objetivo conseguido, se han originado otras demandas. “
Como consolidar los avances y proseguirlos? Cómo hacer política en la nueva situación? La respuesta a estas cuestiones que den los jóvenes activistas de movimientos como el del “6 de abril” determinará en gran medida el futuro de estos pueblos. Serán capaces de construir los nuevos instrumentos democráticos de la “primavera árabe”, los necesarios partidos del siglo XXI?
(Hay que añadir que este es un reto que, con características propias, se plantea también en nuestro país, donde una gran mayoría de la opinión rechaza la actual forma de organización y funcionamiento de los partidos: según una encuesta reciente de Metroscopia, ocho de cada diez ciudadanos (el 79%) creen “que tal y como funcionan y se organizan, es muy difícil que los partidos puedan atraer y reclutar para la actividad política a las personas más competentes y preparadas”).
Categorias: Mediterráneo, Socialismo | 1 Comentario »
Mayo 30th, 2012 at 9:58
[...] un texto que publiqué en este blog, a propósito del movimiento que derrocó Mubarak, me refería al reto fundamental que se planteaba [...]