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Consejo europeo: ha llegado el momento
Publicado por Raimon Obiols | 21 Junio, 2007
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El Consejo europeo empieza hoy, a las 17 ’30 h., con un debate de los jefes de estado y de gobierno sobre la adopción del euro en Malta y Chipre, en presencia del presidente de la Banca central europea, Jean-Claude Trichet. Después habrá un intercambio de puntos de vista con el presidente del Parlamento europeo, Hans-Gert Pöttering. A las 19 h empezarán a discutir la cuestión de la revisión del Tratado. La jornada (y probablemente la noche) del viernes se dedicará a la negociación del Tratado. Veremos qué pasa el sábado (se han reservado hoteles).
Aparentemente, las posiciones de los gobiernos siguen sin modificar sus posiciones, cosa que hace prever sesiones largas y difíciles de negociaciones. La presidencia alemana, aunque ha constatado una “gran voluntad de compromiso” de todos los jefes de estado y de gobierno, no ha excluído la posibilidad de un fracaso. Junto con otros gobiernos partidarios del Tratado constitucional, ha dicho que no estaba dispuesta a un compromiso a todo precio. Ha añadido, desdramatizando, que acabar sin acuerdo “no sería el fin del mundo”, y que en esta eventualidad “habría que hacer un nuevo intento dentro de unos meses”.
Los estados miembros que han ratificado el Tratado constitucional han hecho dos concesiones indispensables para hacer posible un compromiso: aceptar que el nuevo Tratado simplificado no implique la “fusión” de todos los Tratados anteriores, y renunciar a los símbolos y al preámbulo del Tratado constitucional. Es un punto de partida razonable para un posible acuerdo. Por otra parte, la “plataforma común” franco-española tiene un valor simbólico y político evidente, si tenemos en cuenta que hicieron referéndums con resultados opuestos. Los dos Estados con posiciones de partida jurídicamente más alejadas han mostrado que era posible encontrar un acuerdo general.
En la reunión de sherpas del martes pasado, la presidencia alemana distribuyó un primer proyecto de mandato por la abertura de una CIG. El trabajo preparatorio de los sherpas ha permitido hacer un listado de soluciones posibles para toda la serie de problemas y reivindicaciones que plantean distintos Estados miembros. De este listado, unos diez puntos de elevado “contenido político” tendrán que ser tratados directamente por los jefes de estado y de gobierno. Son muchos, quizás demasiados.
La presidencia alemana ha aceptado que uno de ellos sea la reclamación polaca de la “raíz cuadrada” para enmendar el criterio de “doble mayoría” previsto en el Tratado constitucional. Pero parece decidida a impedir, con el apoyo de una gran mayoría de Estados miembros (25), que vaya más allá y llegue a ser planteado en la futura Conferencia intergubernamental, con el fin de evitar que se vuelva a abrir todo el paquete institucional, incluidas la cuestión del tamaño de la Comisión y la del número de escaños del PE. Si finalmente se abriera la cuestión, el gobierno español plantearía unas nuevas reivindicaciones.
Los británicos mantienen sus reservas a la carta de derechos fundamentales, a la extensión en diversos campos de la mayoría calificada (especialmente en materia de justicia y asuntos interiores) y a la figura de un “ministro de asuntos exteriores”. Eso podría implicar que el Reino Unido sólo participara parcialmente en un nuevo Tratado, mediante derogaciones que dejaran al margen a los británicos.
Si el nuevo Tratado no da un carácter vinculante a la Carta de derechos fundamentales, los sindicatos europeos harán campaña contra el nuevo Tratado e invitarán al Parlamento europeo a no darle apoyo. El miércoles el secretario de la CES, John Monks, le dijo a Barroso que “sin Carta no hay Tratado” e hizo un llamamiento a “dar apoyo a los derechos fundamentales, es decir el derecho de huelga, de negociación, de información y consulta de los trabajadores, de protección de los trabajadores contra los despidos injustos, para la seguridad social y por las buenas condiciones de trabajo”.
En la carta de invitación al Consejo, Angela Merkel afirma que “sólo si nos mantenemos unidos podremos resolver las cuestiones que figuran en el orden del día de la reunión del Consejo europeo”. Después de la pausa de reflexión de dos años, añade, “la opinión pública europea espera ahora de nosotros que nos comprometemos en las reformas que necesita la Unión europea. Después de las consultas de estos últimos meses, ha llegado el momento de fijar la hoja de ruta de la revisión del Tratado”.
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