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País Valencià – Cataluña: un debate
Publicado por Raimon Obiols | 5 Junio, 2007
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En una crónica en «La Vanguardia» de ayer (“Viva el cemento’ grita el buen pueblo”), Enric Juliana comenta una conversación con Eliseu Climent, en una tarde de domingo postelectoral en La Malvarrosa.
«Climent sabe», escribe Juliana, «qué una época ha concluido, irremediablemente, para el valencianismo amigo de Cataluña. Y que muchas cosas, sobre todo desde Barcelona, tendrán que replantearse. Y que cuanto más tarde, peor. Y que los Países Catalanes – esta construcción gramsciana de Joan Fuster en los años sesenta – están condenados a la adoración nocturna».
Es cierto, como dice Juliana, que el concepto de “Países Catalanes” fue popularizado por los ensayos de Joan Fuster del año 1962 («Nosatres els valencians» y «Qüestió de noms»). Pero Fuster no lo «construyó». Me parece que, cuando se estudie bien la historia del concepto, y su influencia en la evolución de las cosas en Cataluña y en el País Valencià (que en conjunto es, como creo que se ha visto, negativa), se constatará que toma un carácter muy determinante el proceso de reformulación de ideas que se produjo a partir de 1939 en el mundo del exilio catalán (inclinado por su propia situación a un voluntarismo a menudo heroico, pero también, en ocasiones y desgraciadamente, a brotes de idealismo maximalista que alejaba de la realidad).
Que la cuestión de los Países Catalanes fue muy discutida en los ambientes del exilio, ya desde los primeros años 40 del siglo pasado, es incuestionable. Sólo un par de ejemplos. El primero es de un encuentro de exilados catalanes en el café Nápoles de la Avenida de la Independencia de Ciudad de México, a finales de los 40, para hablar de la creación de una revista («Pont Blau»). Se encontraban, entre otros, Víctor Colomer, Ramon Fabregat, Abelard Tona y Nadalmai, Josep Soler Vidal, Claudi Fabregat, Angel Palerm. El relato lo encontraréis en el libro «Els exiliats catalans a Mèxic» del escritor Vicenç Riera Llorca, que asistió al encuentro.
Ante la sorpresa de Riera Llorca, en un momento dado se produjo una réplica muy dura de Víctor Colomer (maestro leridano y dirigente socialista que se unió al Moviment Socialista de Catalunya) cuando se evocó la cuestión de los Países Catalanes como uno de los posibles rasgos definidores de la futura revista. Colomer, escribe Riera Llorca, «dijo que no, que aquello era cosa de soñadores, que había que tocar con los pies en el suelo y que, además, era una actitud imperialista».
La virulencia de la intervención de Colomer se explica, desde mi punto de vista, por el hecho que en el mundo del exilio catalán y de sus revistas en México («Quaderns de l’Exili», «La Nova Revista», «Lletres», etc.) se había ido elaborando una mitificación de la «Catalunya Gran» que Colomer, entre otros, consideraba profundamente errónea y generadora de futuras divisiones, conflictos y reacciones en provecho de la derecha, como el periodo 1977-2007 se ha encargado de demostrar.
El dirigente leridano se mostró lúcido también en otras cuestiones: preguntado en 1946 por la revista «Nova Era» sobre la influencia que tendría en el futuro el Partido Socialista en Cataluña, respondió: «Si no erramos de medio a medio, será el partido mayoritario». Victor Colomer, maestro, sindicalista, concejal, hombre de la tierra, conocía la verdad simple que si se quiere tener a la opinión a tu lado, no se puede hacer entrar el clavo por la cabeza.
Pero no sólo en México se desarrollaba la “construcción” del concepto de los PPCC. Un segundo ejemplo (que quizás interesará al «pingüino» Enric Juliana) es de uno años antes, y se puede encontrar en el artículo de Rovira i Virgili, «El moviment valencianista», publicado en «El Poble Català» de Paris, en enero de 1940, y reeditado en la pequeña recopilación de textos de este autor que publicó la Generalitat en el 2006 («Els camins de la llibertat de Catalunya»).
Rovira i Virgili escribe: «Al caer Cataluña han caído todos los países catalanes: el Principado, Valencia, las Islas. Y en la hora dela libertad, próxima o lejana, tenemos que encontrarnos juntos. Los patriotas de las tres grandes regiones catalanas tienen que imitar los de las tres grandes regiones yugoslavas (Serbia, Croacia y Eslovenia) que en los días de desdicha y de exilio pactaron la cooperación de sus esfuerzos y la unión de la patria total para cuando fuera liberada». Vistas las cosas con la perspectiva del tiempo y de sus tragedias, esta evocación de la «patria total» de serbios, croatas y eslovenos como un ejemplo a imitar es de un humor macabro y abrumador.
• Hay que decir que no ha hecho falta la sacudida del reciente triunfo valenciano del PP para señalar la necesidad de una discusión, aunque cabe esperar que estas elecciones espoleen este replanteamiento de ideas sobre las relaciones entre Cataluña y el País Valenciano. Hay que releer los textos de Ernest Lluch sobre el tema. Y más recientemente, el conjunto de textos aparecidos en la revista Nou Cicle a raíz de la publicación del libro «Nosaltres els ex-valencians»; especialmente el artículo de Àngel Castanyer: «Carta a un ‘ex-valencià’» (enero 2006) y las «Cartas creuades sobre el País Valencià» que aquel artículo originó.
• Una biografía de Víctor Colomer se encuentra en el libro «El laberint roig, Víctor Colomer y Joaquim Maurín, mestres i revolucionaris» de Ferran Aisa (Pagès editores, Lleida 2005).
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