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Qué se espera de la reunión del G20
Publicado por Raimon Obiols | 1 Abril, 2009
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Una de las consecuencias de la crisis es que las opiniones públicas comprenden que las respuestas básicas tienen que venir, no del campo del mercado, sino del campo de la política. La gente espera resultados de la reunión del G-20 de Londres y mirará atentamente los resultados. Todo el mundo tiene conciencia que la crisis es global y que todos nos hemos convertido en ciudadanos del mundo, con un destino compartido. Se espera – con más o menos confianza – que en Londres se adopten políticas coordinadas con el fin de estabilizar el sistema financiero mundial; luchar contra la crisis y el desempleo con medidas fiscales y de inversión pública; relanzar la actividad económica y el comercio internacional (elementos clave para crear ocupación de nuevo); luchar contra los paraísos fiscales y el blanqueo de dinero; instaurar una mejor regulación del sistema financiero y de los mercados; adoptar compromisos concretos contra la crisis ecológica; y desarrollar una acción global para hacer efectivo el derecho a que los bienes públicos (salud, educación, alimentos y agua) estén al alcance de todo el mundo. Ójala la reunión, al menos, marque un paso adelante en esta dirección.
Los efectos de la recesión mundial van mucho más allá de los veinte Estados que se encontrarán en Londres, y lamentablemente, los países más pobres no estarán presentes en la reunión del G20. Hay que reactivar la economía mundial, en beneficio también de los países pobres de África, América Latina y Asia que sufren un colapso de sus exportaciones. Pero además de las medidas para garantizar estabilidad y reactivación, el G20 tendría que discutir medidas de apoyo a los países pobres. El año pasado, el Programa Alimenticio Mundial asistió a unos 100 millones de personas. Las necesidades eran superiores, y ahora aumentan. Mientras disminuyen los flujos comerciales, los precios del alimentos siguen altos. Sería imperdonable que, discutiendo de regulación financiera y paraísos fiscales, los dirigentes del G20 se olvidaran de aquéllos que sufren más duramente la crisis. En las circunstancias actuales, que sus intereses no sean despreciados no es sólo una cuestión de solidaridad y humanidad, sino también de intereses compartidos, en una crisis global que solamente podemos superar juntos.
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