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Obama: el éxtasis y la agonía
Publicado por Raimon Obiols | 4 Marzo, 2009
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Es el momento dulce del presidente Obama. Cuando se dirigió al Congreso la semana pasada disponía de un apoyo de la opinión pública muy mayoritario. Después del discurso, el nivel de apoyo llegó a unos niveles que un periodista norteamericano ha calificado de “estratosféricos”. La aceptación de su plan económico subió del 63 al 80% en las encuestas.
En su discurso sobre el estado de la Unión, Obama explicó las razones por las que se había llegado a la crisis actual y planteó su propuesta de rescate y relanzamiento de la economía norteamericana en unos tonos que evocaban los del presidente Roosevelt el año 1933. Un discurso, naturalmente, no resuelve los problemas de la economía; pero puede ser extremadamente importante para rehacer un margen de confianza indispensable para hacer frente. El de Obama triunfó, y la opinión pública respondió de una manera espectacular.
Es notabilísimo también el grado de desacuerdo que los ciudadanos de los EE.UU. muestran hacia el partido republicano. En la última encuesta New York Times/CBS News, un 63% dice que la oposición de los republicanos al paquete de estímulos de la administración demócrata obedece no al interés del país sino a razones políticas de partido. Y sólo un 17% está de acuerdo con esta actitud opositora (que se expresa en el calificativo de “socialista” que los republicanos dirigen a Obama), mientras que el resto cree que los republicanos tendrían que cooperar dando apoyo a la nueva administración.
Los republicanos, escribe Frank Rich en el New York Times, “se están suicidando”, porque insisten en sus posiciones radicales: el gobierno no tiene que actuar y tiene que dejar que los mecanismos del mercado resuelvan la situación. Esperan, evidentemente, que la crisis sea larga (cosa muy probable) y que estimulando una retórica neopopulista puedan llegar a capitalizar en el futuro el mal humor de la opinión pública.
Que existen las bases para un cambio de este tipo, si en el futuro no hay muestras de una mejora de la situación económica, es evidente. El problema es que este relanzamiento requiere un paso previo que es el saneamiento de los bancos. Obama fue muy claro en su discurso al Congreso, diciendo qué “no habrá una recuperación real hasta que no limpiemos la crisis crediticia”. Pero eso es impopular. La gente de la calle ve con una creciente incomodidad los paquetes de rescate en los bancos. “Los norteamericanos no entienden”, escribe Frank Rich, “que tantos malhechores de Wall Street sigan en sus lugares” …
Entre estos dos elementos se mueve el margen de maniobra del presidente Obama. Entre el éxtasis de un apoyo popular inmenso, sin precedentes, y la agonía de una tarea durísima, que justo empieza y que tendrá necesidad de medidas impopulares con el fin de detener la crisis y producir un relanzamiento de la economía, que resulta necesario no para los EE.UU. sino para todo el mundo.
Categorias: Mundo, Semblanzas | 1 Comentario »
Marzo 18th, 2009 at 18:57
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