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    Robert Malley: Dialogar prudentemente con Hamas

    Publicado por Raimon Obiols | 7 Enero, 2009


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    Me ha interesado mucho este artículo de Robert Malley, publicado hoy en la prensa, y me he permitido traducirlo (demasiado deprisa). Espero que os interese también a vosotros. Malley es director del programa Oriente Medio del International Crisis Group y fue consejero del presidente Clinton para los asuntos árabe-israelíes.

    Dialogar prudentemente con Hamas

    Una guerra que no querían ni Israel ni Hamas se ha transformado en una guerra que los dos están resueltos a proseguir. El alto el fuego preexistente no era perfecto, es lo mínimo que se puede decir. Israel sufría los tiros de misiles intermitentes, consciente de que su enemigo jurado aprovechaba la tregua para reforzar su arsenal.

    Hamas soportaba un embargo económico severo que obstaculizaba sus esperanzas de gobernar la Franja de Gaza. Un compromiso lógico era alcanzable: cese de los ataques provenientes de la Franja de Gaza a cambio de abrir puntos de paso entre Franja de Gaza, Israel y Egipto. Desgraciadamente, la falta de contactos entre los dos actores, la desconfianza recíproca y, sobre todo, la ausencia de un mediador eficaz han contribuido al resultado que conocemos: un conflicto de gran alcance del que las dos partes esperan sacar provecho y en lo que ven ventajas superiores al coste.

    Para Hamas, prolongar la tregua parecía beneficioso, pero únicamente a condición de controlarla. La calma relativa le ha permitido consolidar su poder en la Franja de Gaza. Pero el acoso no se ha levantado. Los dirigentes islamistas se encontraban en la situación incómoda de justificar una pausa que no mejoraba en nada la vida cotidiana de los habitantes de la Franja de Gaza. Mientras se acercaba la fecha de expiración de la tregua, los tiros de misiles iban aumentando, un mensaje nada sutil que Hamas usaba la violencia para forzar a Israel a abrir los puntos de paso. La respuesta israelí habrá sorprendido a los militantes de Hamas por su sincronización y su intensidad. Pero el hecho mismo del ataque no era muy sorprendente. Era esperado.

    Porque Hamas cuenta extraer beneficios políticos de sus pesadas pérdidas materiales. La victoria, tal como la concibe, consiste el resistir al asalto de su adversario. Ahora ya puede prevalecer de ser la primera fuerza palestina organizada que ha resistido un ataque israelí en territorio nacional; para un movimiento que se alimenta de la imagen del martirio y del valor, eso es pan bendecido. Su prestigio, tanto en el interior como en el mundo árabe-islámico – que había visto mal la ferocidad de su presa de poder en la Franja de Gaza – saldrá agrandado. Por contra, sus rivales palestinos – el presidente Mahmud Abbas, la autoridad palestina con sede en Ramallah y Al Fatah – saldrán perdiendo. Una invasión terrestre había estado prevista y, entre ciertos militantes de Hamas, deseada. Los combates en medio urbano – crean acertadamente o no – jugaría en su ventaja.

    Israel también veía el alto el fuego con unos buenos ojos relativos, aunque con múltiples y comprensibles aprensiones. Hamas acumulaba cohetes de más largo alcance, el cabo Shalit, secuestrado en 2006, seguía en cautividad; y los ataques provenientes de la Franja de Gaza continuaban de manera esporádica. Todo eso, Israel podía soportarlo. Pero no la escalada que ha inmediatamente precedido y seguido el final de la tregua. Entonces, hasta los más reticentes a la idea de una vasta operación militar se han doblado.

    Si una invasión no era inevitable, una vez la guerra lanzada se convertía en casi inexorable. De una parte, la victoria militar no se podía obtener con los bombardeos aéreos. De otra, y contrariamente al caso libanés, parecía al menos concebible por vía terrestre. Falto de profundidad estratégica y sin posibilidad de rearmarse, Hamas es mucho más vulnerable de lo que era su homólogo libanés.

    ¿Pero y después? ¿Dónde se detendrá Israel? Si el objetivo es neutralizar toda capacidad militar de Hamas, hacerlo arrodillarse, impedir que llame victoria y negarle toda legitimidad, las fuerzas armadas israelíes tendrán que entrar previsiblemente en el corazón de los núcleos urbanos. ¿Quién gobernará después la Franja de Gaza? ¿Qué fuerza que no sea la islamista podrá tener la menor credibilidad? Ciertamente no la Autoridad palestina, con una imagen que se deteriora cada día que pasa. Destruir la fuerza militar de Hamas, puede ser. Pero destuir su profunda presencia social y política es ilusorio.

    Si esta guerra tiene que concluir antes de que la operación israelí se transforme en una aventura de envergadura incierta, de consecuencias aleatorias y de coste humano por desgracia ya conocido, no hay otra alternativa que una intervención internacional fuerte y urgente. Desde Estados Unidos, desgraciadamente, no hay gran cosa a esperar, al menos hasta la investidura de Barack Obama.

    Resta Europa, y en particular Francia, que con el presidente Sarkozy ha hecho, prueba de un activismo nuevo y bienvenido. Los contornos de una resolución creible son conocidos: cese inmediato de las hostilidades seguido de un alto el fuego permanente; envío de una fuerza multinacional encargada de verificar el respeto; medidas en la frontera egipcia para parar el contrabando; y apertura de la Franja de Gaza en Egipto e Israel bajo un mecanismo que implique los países fronterizos, la Unión europea, la Autoridad palestina y Hamas.

    Un fracaso colectivo y sin equívoco

    Algunos no dejarán de plantear críticas. Ordenar una tregua inmediata, dicen, no hace sinó mantener los elementos que han llevado a la crisis. Sea. El alto el fuego eventual tendrá que satisfacer las necesidades israelíes en términos de seguridad y palestinas relativas al levantamiento del asedio. Pero esperar que todo eso sea aceptado presentaría enormes riesgos: en pérdidas humanas; en daños políticos (radicalización de la región; descrédito de las fuerzas “moderadas“, como Mahmud Abbas; o del pretendido proceso de paz); o un nuevo cataclismo en la Franja de Gaza o en Israel.

    Otros denunciarán el hecho de reconocer a Hamas un papel en la Franja de Gaza. Pero es simplemente aceptar las realidades políticas. Los habitantes de Gaza y del Sur de Israel no tendrán calma verdadera mientras el mundo se niegue a tratar con el movimiento islamista y mientras el movimiento islamista ignore sus obligaciones internacionales. A cambio del cese de los ataques provenientes de y de un régimen de seguridad reforzado, la comunidad internacional tendrá de reconocer a Hamas el derecho a ejercer el poder interior y las fronteras.

    La historia de estos dos últimos años en Gaza es la de un fracaso colectivo y sin equívico: de Hamas, que perdida la ocasión de actuar como un actor político responsable; de Israel, que se ha limitado a una política quimérica apuntando a aislar y debilitar el movimiento islamista y que habrá producido precisamente lo contrario; de la dirección de la Autoridad palestina, que rehusó aceptar el triunfo electoral de su rival e intentó borrarlo, para acabar finalmente actuante como representante de una fracción del pueblo contra otra; y finalmente de la comunidad internacional, que ha exigido que Hamas se transformara en partido político sin incitarlo y que sólo ha descubierto tardíamente las virtudes de la unidad palestina, después de años pasados a combatirla.

    Dialogar prudentemente con Hamas, reconocer su papel en Gaza y en los puntos de paso: eso constituirá tal vez una “victoria” para el movimiento islamista, sean las que sean las destrucciones y pérdidas que ha sufrido. Pero es la consecuencia de un embargo irreflexivo que nunca se tendría que haber producido. Y además, si eso ayuda a acabar con los tiros de cohetes y permite a los israelíes vivir más normalmente, eso constituiría igualmente una importante victoria para Israel – y, más todavía, para los civiles desde dos lados que son los únicos que pagan la factura.

    Categorias: Mundo, Política europea | 1 Comentario »

    Una Respuesta para “Robert Malley: Dialogar prudentemente con Hamas”

    1. Gaza: pistas de paz | Notas de Bruselas escribió:
      Enero 13th, 2009 at 13:05

      [...] Robert Malley: Dialogar prudentemente con Hamas [...]

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