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Besos de despedida
Publicado por Raimon Obiols | 17 Diciembre, 2008
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La despedida de la presidencia Bush se está produciendo en perfecta concordancia con la catástrofe que han significado sus dos mandatos. El presidente de los EE.UU. decide viajar a Bagdad y un presentador de televisión le tira un par de zapatos: “¡Esto es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro!” , le grita mientras es convenientemente detenido.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, dice que el mandatario norteamericano “no guarda ningún tipo de rencor por este incidente … realmente lo ha dado por superado“. Debe ser el tiempo navideño que se acerca. Pero la Navidad no llega en Bagdad y entretanto el hermano del periodista iraquí, Muntazer al-Zeidi, dice a la BBC que éste ha pasado por comisaría y tiene una hemorragia interna y unas cuantas costillas rotas.
En Guantánamo, que Obama ha prometido cerrar, y donde todavía quedan 250 prisioneros, también empiezan los besos de despedida. El ejército organizó una visita guiada de periodistas, el pasado jueves. Aquel día, la “palabra de la semana“, según constaba en algunos carteles, era “respeto“. El subdirector de operaciones de detención mostró orgulloso a los corresponsales las nuevas aulas del Campo 4, donde hay los prisioneros más “dóciles“. Hay una biblioteca, donde un norteamericano de origen árabe hace de “consejero cultural“: recomienda los textos a censurar. El comandante Hayhurst, escribe Corine Lesnes en “Le Monde” “se esfuerza mostrando los detenidos que juegan a fútbol, hacen ejercicio y miran videos dos veces por semana – adoran los programas de pesca y, últimamente, el film “Ice Age“, asegura“. El 12 de diciembre empezaron unos “cursos de artes plásticas” “El comandante Hayhurst“, comenta Lesnes, “se muestra orgulloso evocando el “estimulo intelectual” que supone para los detenidos el dibujo“. Besos de despedida.
Pero para vaciar el campo, dice el contraalmirante David Thomas, habrá que resolver cuestiones importantes y difíciles: donde transferir a los detenidos, qué justicia aplicar, después del largo encarcelamiento en una zona de “no derecho”. En las clases de dibujo dijeron los guardianes que hay un prisionero particularmente dotado para el dibujo. “¿Y qué dibuja?“, pidió a la corresponsal de “Le Monde“. “Relojes“, respondió al comandante Hayhurst.
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