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Dos páginas de “El Temps”: ¿en Cataluña, unidos o divididos?
Publicado por Raimon Obiols | 4 Diciembre, 2008
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Leyendo la revista “El Temps” de esta semana (es una publicación que va mejorando a pesar de los malos tiempos que corren, también para la prensa), me encuentro con un par de páginas contiguas (concretamente la 30 y la 31) que reflejan bien, desde mi punto de vista, la situación un poco bipolar de la opinión publicada en los medios de comunicación de Cataluña.
En la página 30, hay un artículo de Andreu Mas-Colell, que se titula “El Pacto Nacional para la Investigación y la Innovación: un sistema equilibrado y abierto“. Es un texto bastante claro. Partiendo de la constatación de una situación dificilísima, con la “necesidad ineludible de contener la crisis financiera” y de conseguir después (“y no será nada fácil“), que “el impacto de la crisis sobre la economía real se quede en recesión y no en depresión“, Mas-Colell cree que aunque “la situación está llena de incertidumbres“, éstas son “en buena medida comunes en muchos países diferentes, y por lo tanto podríamos suponer que, en una primera aproximación, no nos saldremos en absoluto ni mejor ni peor que algunos otros“.
Pero aquello que interesa a Mas-Colell es el horizonte más alejado, y especialmente el de la política que incide en la productividad (en buena parte, aunque no exclusivamente, la política de R+D+i). Aquí sí que “habrá ganadores y perdedores“. Serán los países que hayan sido capaces de “reconfigurar su economía hacia vías nuevas, aquéllos que tendrán la oportunidad de liderar la economía del futuro“.
“En Cataluña“, escribe Mas-Colell, tenemos “una situación relativamente favorable: por una parte, nuestro nivel en R+D ha dado un salto espectacular en cantidad y calidad los últimos diez años, y empezamos a ocupar un lugar relevante en Europa“. Por otra parte, añade, “el impulso de R+D+i es un objetivo compartido por los diversos sectores políticos y sociales de nuestro país. Esta afirmación no es simplemente retórica. De hecho, hemos conseguido traducir una continuidad real de la política científica y tecnológica en un Pacto Nacional para la Investigación y la innovación, suscrito, en particular, por los partidos que representan 133 de los 135 diputados del Parlamento de Cataluña“.
La conclusión de Mas-Colell es que “aquello que cuenta es que haya un acuerdo en los grandes objetivos”. Después, evidentemente, hay que desarrollar los acuerdos: trabajar con inteligencia, continuidad y también acento propio de los que gobiernan en cada momento. En función del acuerdo, “a cada gobierno le tocará modularlo según los puntos de vista propios“.
“Más vale divididos” es, por contra, el título del estimulante artículo que encontramos en la página siguiente, dedicado a rebatir la existencia de la “unidad catalana“, no sólo en el presente sino también en el pasado. El autor cree que la unidad (que según él no ha existido nunca, o ha sido simplemente un decorado) “si un día se llega a producir“, en Madrid “se harán el mismo panzón de reír que si fuéramos divididos, y encima se nos verá el latón de la ineficacia ir todos del brazo“. Es decir, que seremos motivo de burla, tanto si vamos juntos como si nos peleamos.
¿La solución a este dilema hamletiano aparentemente insoluble? Según el autor: “convertirse en más consecuentes, menos serviles“, es decir “con amenazas creíbles“.
El nuestro no es pues un problema de unidad o división, sino de virilidad. ¿Estamos de broma? ¿O es que no hemos aprendido nada de los resultados políticos de la exhibición testicular, en su versión retórica (que hace reír) o práctica (que hace llorar)?
Con todos los respetos, y un poco fatigado del articulismo reiterativo, confrontativo e hipocondríaco del momento actual en Cataluña, yo me quedo con los acuerdos razonables y con la unidad concreta y práctica que construyen.
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