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Financiación: las tres etapas del proceso
Publicado por Raimon Obiols | 7 Octubre, 2008
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Que los expresidentes de la Generalitat, Pasqual Maragall y Jordi Pujol, y los expresidentes del Parlament, Heribert Barrera y Joan Rigol, se reunieran ayer con el presidente de la Generalitat, José Montilla, para darle apoyo en la negociación del nuevo modelo de financiación, es una buena noticia. Después de la resolución unitaria aprobada hace pocos días en el Parlament, este encuentro en el Palau de la Generalitat ha dado una imagen de fuerza y de unidad en torno al gobierno de la Generalitat y de su Presidente. Acaba así positivamente la primera etapa del proceso negociador de la nueva financiación.
Hablo de primera etapa porque me parece que puede ser útil que distingamos, en este proceso negociador, tres etapas diferenciadas. Una primera, orientada a conseguir la máxima unidad posible en Cataluña (es la que de momento hemos conseguido de una manera satisfactoria). Una segunda, en la que se verificará la negociación política y técnica propiamente dicha. En esta fase primordial, conviene aprender del pasado (negociación del Estatuto) y evitar cortocircuitos y confusiones. Tiene que negociar el gobierno, su Presidente y el consejero Castells en concreto, y hace falta que tengan el apoyo de las fuerzas catalanas, las que están en el gobierno y las que están en la oposición (y tienen que tener también, lógicamente, el apoyo de las fuerzas sociales y económicas de Cataluña). Los negociadores del gobierno catalán, lógicamente, han de esmerarse en mantener los contactos y suministrar los elementos que afirmen en todo momento este apoyo. Como más unidad haya en ésta segunda etapa, mejores serán los resultados.
Pero tenemos que ser conscientes de que vendrá después una tercera etapa, que se abrirá una vez culminado el proceso negociador. A mí me parece que puedo prever que entonces, sea cuál sea el resultado obtenido en la negociación, habrá de nuevo una manifestación de discrepancias y de críticas. Es difícil imaginar a los grupos de la oposición tirando cohetes y diciendo que el gobierno, el consejero Castells y el presidente Montilla han sido admirables y han conseguido unos resultados espectaculares. Quizás se puede aspirar a que, con la boca pequeña, lleguen a admitir que los resultados son aceptables (aunque ellos habrían conseguido mucho más). Pero lo más probable es que censuren los resultados, diciendo que a pesar del apoyo desinteresado que han dado a la negociación, el resultado obtenido ha sido un fiasco. No nos tendríamos que escandalizar y conviene tenerlo previsto primeramente. Eso quiere decir, me parece, que de una manera u otra hay que asociar al proceso negociador (a lo largo de la segunda etapa) al abanico más ancho posible de representantes y líderes de opinión de la sociedad catalana.
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