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Congreso de la CES: “Nuevos gorilas en la habitación”
Publicado por Raimon Obiols | 23 Mayo, 2007
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Ayer empezó, en Sevilla, el congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES). En su intervención inaugural, el secretario general, John Monks, hizo un llamamiento a los sindicatos europeos a “pasar a la ofensiva” para reforzar la dimensión social de la Unión europea. Monks declaró que hoy los sindicatos tienen que “nadar a contracorriente” para reivindicar los derechos humanos y sindicales de base e insistió sobre el papel de los sindicatos por asegurar un progreso económico y un desarrollo sostenible: “Todos los índices ponen de manifiesto que las economías más prósperas en Europa y en el mundo son las de los países nórdicos donde los sindicatos son más potentes en términos de afiliación, y las negociaciones colectivas más potentes y eficaces”. Según el secretario general de la CES, la Unión europea perderá apoyo popular si sólo persigue el objetivo del crecimiento, en detrimento de la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
En un artículo en El Periódico (”La ofensiva sindical europea“), el secretario general de la UGT de Cataluña, J. M. Alvarez se hace eco del Congreso y dice que “El sindicalismo europeo ha dejado de ser la yuxtaposición interesada de organizaciones sindicales con credos locales e intereses particulares, para entrar en la escena internacional con perfil propio (…) La Confederación Europea de Sindicatos (CES), ha pasado a la ofensiva. Y lo hace en el momento más oportuno”.
Alvarez escribe que “el Congreso de la CES que se está celebrando en Sevilla ha hecho de la Carta de Derechos Fundamentales del texto del Tratado Constitucional de la Unión una cuestión de principios. Frente las amenazas veladas sobre los derechos sociales de la futura Constitución Europea de los que quieren utilizarlos como moneda de cambio para salir de un callejón sin salida, el sindicalismo europeo ha dicho que ésto no es negociable y que no lo será. No se cederá a intereses ideológicos o coyunturales que, en lugar de acercarnos al modelo de la Europa del bienestar, nos alejan cada día más. Porque si el proyecto político europeo está en entredicho es, precisamente, porque el modelo social no está consolidado”.
Como es lógico, el futuro del Tratado constitucional europeo preocupa mucho a los sindicatos. Monks teme que “una vez elegido Sarkozy, Francia y el Reino Unido hagan presión sobre Alemania para ir hacia un mini-tratado que no incluya la Carta de derechos fundamentales (que ampara las libertades sindicales y el derecho de huelga)”. Thorben Albrecht, responsable europeo del sindicato alemán DGB ha añadido que “si hay un mini-tratado, tiene que integrar los objetivos y valores inscritos en el proyecto inicial, como la solidaridad, la igualdad hombre – mujer, el objetivo de la plena ocupación y el papel de las partes sociales a nivel europeo”.
Otro objetivo de la ofensiva de la CES es aumentar la afiliación a los sindicatos, que ha Europa ha bajado del 50% en 1970 al 30% actual. “Tenemos que pasar a la ofensiva”, ha dicho Monks, “para eliminar la imagen de muchos jóvenes que piensan que ‘los sindicatos son cosa de los padres’”.
Efectivamente, los grandes temas del mundo del trabajo afectan hoy sobre todo a la juventud: la igualdad hombre – mujer, la organización del mercado de trabajo europeo, el descenso de la parte de los salarios en la renta de la mayoría de los países europeos, la precariedad laboral, los problemas de vivienda y, en general, los nuevos problemas y las nuevas incógnitas de la actual época de globalización acelerada.
Como decía en su intervención congresual Agnes Jongerius, presidenta de la FNV holandesa, reclamando más transparencia y una mayor comprensión de los retos actuales, “hay nuevos gorilas en la habitación y no sabemos quien son”.
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