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    Entre Arcadi Espada y los tópicos

    Publicado por Raimon Obiols | 24 Marzo, 2008


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    Soy un lector fiel de Arcadi Espada. Leyéndolo y escuchándolo, me he preguntado a menudo cómo era posible escribir y hablar de manera tan inteligente y entretenida (tan brillante, en ocasiones) y al mismo tiempo pensar, políticamente, de una manera tan inconmovible y tópica.

    Desde el restablecimiento de la democracia hasta ahora mismo, ha habido un cierto periodismo barcelonés que se ha ido alimentando de unos cuantos tópicos que han servido de apoyo a una inconmensurable pereza mental. Sería fácil componer, a la manera de Bouvard i Pécuchet, el diccionario de estas ideas hechas del periodismo más desganado, interesado y crédulo: Jordi Pujol figuraría en él como un pequeño gran estadista, adecuado a la talla del país; Reventós sería un burgués acomplejado, engañado por la derecha después de las elecciones de 1977 y con un “miedo a ganar” que explicaría el resultado de las de 1980; Roca tendría su lugar destacado cómo político de sutil habilidad florentina; el PSC sería un partido congénitamente “hamletiano“, eternamente indeciso entre sus “dos almas“; etc. De la misma manera, no sería difícil desmentir cada una de estas verdades reveladas (curiosamente todas ellas pro business), que han servido de combustible (¡durante décadas!) a comentaristas sin ganas de leerse los papeles y de contrastar empíricamente los tópicos con los hechos concretos de la vida real.

    Sé perfectamente que sería totalmente injusto colocar a Espada en esta categoría periodística. Por ésto me ha sorprendido su comentario sobre el resultado de las elecciones del 9 de marzo en Cataluña. De la perplejidad post-electoral de Espada emergen, en efecto, algunos de los estereotipos que han ido alimentando la rutina del periodismo barcelonés más impermeable a la argumentación política articulada, a los análisis de una mínima originalidad y al estudio de los datos empíricos.

    Escribe Espada: “Tú sabes que yo he utilizado más de una vez en nuestras conversaciones aquella imagen impactante de la investidura electoral de Jordi Pujol (en 1984, en el contexto de la querella de Banca Catalana), cuando el entonces líder socialista, Raimon Obiols, bajó la cabeza y entró en su coche, en medio de una lluvia de huevos e insultos podridos. Yo vi en aquel gesto huidizo e impotente la razón poética por la que el socialismo no desplazaba a Pujol de la Generalitat. Tarradellas lo había dicho antes: “Los socialistas no ganan porque no quieren”. De hecho Tarradellas ya lo había dejado dicho en 1980, al filo del alba electoral: “Esta noche hay dos personas que no duermen en Cataluña. Una es Jordi Pujol, que teme perder las elecciones. El otro es Joan Reventós, que teme ganarlas”. Tarradellas y yo pensábamos en lo mismo: los socialistas catalanes no ganaban porque eran incapaces de articular un discurso al margen del catalanismo. Sería de una ociosa melancolía el examinar ahora hasta qué punto era ése, entonces, un planteamiento correcto. Pero lo cierto es que los socialistas catalanes han conseguido el triunfo más espectacular de la historia con un discurso que no ha tenido una sombra de concesión españolista”.

    Tenemos aquí, en una quincena de líneas, tres de los tópicos a los que he hecho referencia. El primero me afecta a mí y es falso. Espada ha hecho en más de una ocasión la narración literaria de aquella noche lamentable, cuando unos centenares de heroicos “defensores” de Pujol penetraron en el Parlament, vagamente controlados por un “servicio de orden” de CiU con brazales de boy scouts. Quiero decirle a Espada, por única vez, que con respecto a mí, su versión puede ser todo lo poética que quiera, pero es mentira. La mía es una aclaración amistosa y sin petulancia: no hincho el pecho ni exhibo músculos u otros atributos (gestualidad propia de combates tribales en la selva de Borneo, pero fuera de lugar en mi país). Pero dejo constancia, pour la petite histoire, que no he bajado nunca a la cabeza delante de ningún energúmeno, del color que fuese (y no me han faltado ocasiones). Por ello me siento legitimado a la siguiente maldición gitana: cada vez que entres en un coche y agaches obligadamente la cabeza, piensa en lo que te he dicho, Arcadi.

    Con respecto a las pocas ganas de ganar las elecciones de Reventós, tengo poco a comentar. Tarradellas, a quien aprecié y serví (y a quien los socialistas devolvimos al Palau de la Generalitat), se repetía en sus comentarios y anécdotas, como le sucede a todo político viejo (y como me pasará a mí un día de éstos). Tenía una cita de Montaigne que no fallaba nunca; decía día sí y día también aquello de que “Cataluña es bastante pequeña para que todos nos necesitemos y bastante grande para que haya lugar para todo el mundo“; etc. Es sabido que Pujol no le gustaba y, como estaba perfectamente informado y tenía olfato, temía que ganara las elecciones, como de hecho sucedió. La interpretación taradelliana del resultado del 80 fue “psicologista” y evitó así, prudentemente, la referencia a los dos hechos determinantes del mismo: la movilización extraordinaria de recursos financieros, mediáticos y demagógicos del establishment burgués de la época, atemorizado en extremo; y, la menor motivación por el voto autonómico, por motivos obvios, en los sectores más populares.

    Queda el tercer tópico: “Tarradellas y yo pensábamos en lo mismo: los socialistas catalanas no ganaban porque eran incapaces de articular un discurso al margen del catalanismo”. “Pero lo cierto“, dice después Espada, “es que los socialistas catalanes han conseguido el triunfo más espectacular de la historia con un discurso que no ha tenido una sombra de concesión españolista“. Exacto.

    Durante casi tres décadas se ha ido repitiendo esta historia: el PSC tenía que escoger entre el papa y la mama. Oiremos decir lo mismo, quizás, durante más tiempo todavía, porque este partido no hará nunca esta tontería. El PSC es un partido “estratégico” (quiero decir que, en general, es más inteligente en la estrategia que en la táctica), que ha respetado los sentimientos de identidad, personales e intransferibles, de los ciudadanos y las ciudadanas de Cataluña y no ha practicado nunca ni la instrumentalización ni la gesticulación identitaristas.

    Por esta razón (y porque ha trabajado mucho y a muchos niveles) se ha ganado un cierto respeto en una amplia mayoría de Cataluña que rechaza las divisiones y confrontaciones internas y externas por motivos de identidad (y a la que repugna inmensamente, por esta razón, la demagogia cínica de la derecha española con sus ramalazos anti catalanes). El socialismo catalán ha representado y representa, en su propia composición y en sus políticas, esta “utopía menor” de una sociedad catalana unida y respetuosa, avanzando hacia mayores niveles de autogobierno, de progreso para los hijos, de cohesión social, trabajo y bienestar. Me parece que aquí no estamos en el tópico sino en el núcleo de la cuestión.

    P.S. – De estos tópicos a los que he hecho eeferencia, el más sorprendente es el que otorga categoría de estadista a Pujol. Amigos y adversarios le han dado este reconocimiento, impresionados sin duda por su capacidad para resumir el editorial del día anterior del Corriere della Sera o del Frankfurter Allgemeine Zeitung. Pero la cuestión que se plantea es la siguiente: ¿dónde demonios está su obra de estadista, disponiendo cómo dispuso de cerca de un cuarto de siglo de gobernación en la Generalitat?

    Categorias: General, Política catalana, Política española, Semblanzas | 7 Comentarios »

    7 Respuestas para “Entre Arcadi Espada y los tópicos”

    1. Àngel Castanyer escribió:
      Marzo 25th, 2008 at 12:22

      És evident que no fa falta ningú per afegir un mot més a aquest article. Tanmateix m’agradaria recordar un fet, un sol. La nit del 23F, amb els tancs de Millán del Bosch pels carrers de València i els representants de la sobirania popular segrestats per Tejero a l’emicicle del Congrés, uns quants la vam passar al despatx del president de la Diputació de Barcelona Francesc Martí Jusmet. Varem tenir l’ocasió de veure algun polític català -avui desaparegut- blanc de por; un polític –cal dir-ho- que havia estat condemnat a mort per Franco i per tant una por més que justificada tot i que a Barcelona es tenia el temps de veure-les venir.

      Què va fer Raimon Obiols en aquelles circumstàncies que no diu en aquest article? Agafar l’avió i anar a Madrid, a la gola del llop. Va considerar que si tots els màxims dirigents dels partits estatals eren presoners dels colpistes, el seu deure, com a responsable polític, era donar la cara i presentar-se a la seu del Partit Socialista a la capital de l’Estat, pel que fes falta.

      No he conegut cap altre polític capaç de fer un gest semblant tan responsable i definitiu. Potser un altre, el president Tarradellas: apartat del govern per divergències polítiques, el 19 de juliol de 1936, Tarradellas es presentà al despatx d’un president Companys isolat per posar-se, en aquells moments també incerts i dramàtics, a la seva disposició.

      Reconec la teva ironia Raimon condemnant Arcadi Espada a aquesta maledicció gitana: “cada vegada que entris en un cotxe i acotis obligadament el cap, pensa en això que t’he dit, Arcadi”.

    2. Extraño caso de modestia el del diputado Obiols, de Arcadi Espada en El Mundo « Reggio’s Weblog escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 12:19

      […] leído, sino que la ha contestado. ¡Como si J. fuese un genérico! Puedes ver su respuesta aquí: http://www.noucicle.org/obiols_cas/?p=198. El señor Obiols, a quien aprecio, empieza con unos elogios a mi trabajo que le agradezco, incluso […]

    3. JR escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 18:50

      Hablando de tópicos, hay uno que se empeñan en mantener a toda costa y que es tan falso como decir que la mayoría del pueblo catalán (no digo legalmente por numero de participantes) aprobó el Estatuto: “la demagogia cinica de la derecha española con sus ramalazos anticatalanes” Si hablamos de anticatalanismo habrá que citar a muchos mas partidos, nacionales y regionales, solo que a Vds. les viene muy bien que en Cataluña se le achaque en exclusiva a la derecha, así, sin más, a toda la derecha española. ¡Toma ya objetividad!

    4. JR escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 19:25

      Estaba yo a la “espera de ser moderado” (ya van 30 minutos para 8 líneas) y entreteniendo la espera leo el comentario del Sr. Obiols sobre “Los motivos del resultado” que se refiere a los de las últimas elecciones generales, e insiste pertinazmente en la idea: el comportamiento cínico y anticatalanista de la derecha. Se ve que es una fijación del Sr. Obiols y que le es rentable politicamente a su partido.Aunque no me lo ha pedido, ni me conoce, ni le interesa, como aval solo decirle que tengo familia catalana y en Cataluña, que conozco a muchos catalanes (no a todos como Vd. a toda la derecha española), le diré que he llegado a la conclusión de que muchos (no se cuantos, pero conozco a bastantes) explotan, y les va muy bien, lo del anticatalanismo de los demas y ese fingido complejo de victimas.
      ¿Que como he llegado a este blog? Agradezcaselo o demandeselo a Ciutadans a quienes, por cierto, nombran poco. ¿Miedo?

    5. JR escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 20:00

      Seguimos esperando…. Me leo el artículo en catalán y alli veo ¡Oh sorpresa! cinco comentarios, lo que por lo visto es un record. Añada los tres mios y agradezcaselo a Arcadi Espada y Ciutadans. Bueno ya veré mañana si paso la censura, que va a empezar el Barsa. Adeu

    6. iPerseo escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 20:58

      Por qué será Raimón que el PSC no es sino endeble caricatura nacionalista.
      ¿Quien, quienes nos defraudaron a todos en ese viaje endogámico que se agota en la primera estación?

    7. Brian escribió:
      Marzo 29th, 2008 at 23:58

      “Soy un lector fiel de Arcadi Espada…”

      Debo admitir que he llegado aquí desde el blog de Espada, por lo que no podría negar que también soy, de él, lector. Pero, a diferencia de usted, Sr. Obiols, muy ocasional y, desde luego, nada fiel. Rara vez voy más allá de una lectura en diagonal, y si esta vez he hecho la excepción ha sido justamente al ver que la diatriba iba contra Raimon Obiols, a quién recuerdo en gran estima de sus tiempos a pie de cañón en Cataluña.

      El motivo de este comentario es expresarle la tristeza que me ha ocasionado la lectura del primer párrafo de su artículo de usted. Lo definiría, si me permite la franqueza, como propio del síndrome de Estocolmo respecto de Arcadi. Parece que este bravucón del ciberespacio tiene esta rara habilidad; en una ocasión sentí vergüenza ajena viendo, en televisión, a Pilar Rahola apelar al respeto y admiración que sentía por Arcadi, y casi implorando su comprensión, mientras el “justiciero antinacionalista” la iba fustigando desde un teléfono para “aludidos”.

      No amigo Obiols (con perdón por la confianza) si en algo estoy de acuerdo con Arcadi (seguramente en muy pocas cosas más) es que con personas de su talante no sirve el apaciguamiento. Arcadi es un fundamentalista que tomará cualquier cumplido como signo de debilidad y acicate para redoblar la mofa o el escarnio. Que escribe con agudeza y reflejos no se puede negar, pero la inteligencia es una virtud poliédrica que yo no me atrevería a correlacionar con la fijeza de ideas ni con la chulería. Pero no es momento ni lugar para divagar sobre tan peculiar personaje. Déjeme sólo reiterar mi gratitud por tantos años de dedicación con seriedad a la causa pública. Ahora que he descubierto su blog, quizá vuelva con frecuencia por aquí.

      Suyo,
      Antoni Mont

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