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Francia: dos batallas
Publicado por Raimon Obiols | 7 Mayo, 2007
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Las encuestas francesas se equivocaron en el 2002, no previendo el ascenso de Le Pen, y también en el referéndum sobre la constitución europea, subvalorando el peso del “no”. Por eso, a pesar de los sondeos desfavorables y la impresión general de desplazamiento a la derecha de una parte del electorado, había mucha gente que todavía esperaba ayer la victoria de Ségolène Royal. No ha podido ser.
Ahora salen los “enterados” habituales, diciendo que ellos ya lo habían dicho, señalando los aciertos de la campaña y del candidato ganador, y sacando las faltas a Ségolène, a su campaña, a los socialistas y a la izquierda en general. No es demasiado interesante, aunque una elección tiene que ser siempre, una vez conocidos los resultados, un elemento de debate y de reconsideración, de reflexión de cara al futuro. Eso, sin embargo, no funciona en veinticuatro horas: hará falta un poco de tiempo para desgranar análisis y comentarios que sirvan de alguna cosa.
El día después, aquello que interesa son los movimientos inmediatos de respuesta. Y se tiene que reconocer, en este sentido, que a Ségolène no le han faltado reflejos. No sólo saliendo enseguida a los medios, reconociendo los resultados con una actitud firme y sonriendo. Sino también porque en dirigirse, desde el balcón de la sede del PS, a una multitud de miles de seguidores, en su mayoría jóvenes y muy jóvenes, ha afirmado su voluntad de “seguir con ellos, en la primera línea de los combates de mañana.”
Ha querido decir, como escribe Le Monde que “perdida una batalla, empieza otra” y que quiere encabezarla como líder natural de los socialistas. En un partido poco unido, con gente que no le ha puesto las cosas fáciles, Ségolène Royal (que ha sido un instrumento de innovación, encarnado no sólo una nueva cara sino un método nuevo) puede jugar ahora un papel decisivo de agregación y de replanteamiento.
De hecho, enfrente no hay una batalla. Hay dos. Una es importante: la “tercera vuelta” de las legislativas, el próximo mes de junio. La otra es decisiva: la renovación ideológica y estratégica del PS y de la izquierda.
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