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¡Crack!
Publicado por Raimon Obiols | 22 Enero, 2008
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Después de un lunes durísimo en las bolsas de todo el mundo, hoy las cosas siguen: de momento las bancas asiáticas tienen nuevas pérdidas considerables, a causa del miedo a una posible recesión en los Estados Unidos y las consecuencias potenciales sobre el conjunto de la economía mundial. Grandes caídas en Tokio y en Hong Kong. En Bombai y Seul se ha suspendido la sesión.
Es imposible saber cómo evolucionará esta crisis, pero la cosa va mal. Lluis Foix escribe en La Vanguardia que “la incertidumbre señorea sobre gobiernos, instituciones financieras, empresas, minorías sociales y personas” y en esta situación, dice, “no es prudente hacer predicciones y que nadie se sorprenda si los resultados son inesperados”. Tiene razón.
En cambio, sí que es posible comentar las causas de todo esto. Hoy Michel Aglietta, en una entrevista al diario Libération dice que la situación es consecuencia de una “mezcla de laisser-faire, incompetencia y subvaloración del riesgo”. Ve “la profundización de una crisis, extremadamente grave, en el interior del sistema financiero. Y fuera de lo mismo. Primero, el contagio de la crisis financiera se hace de mercado en mercado. Los créditos inmobiliarios colocados fuera del sistema bancario en estructuras ellas mismas endeudadas, como el hedge funds, no llegan a refinanciarse. Y venden, precipitadamente, sus activos líquidos (como acciones) alimentando la espiral a la baja. Además, la comunidad financiera mundial vive una pérdida de confianza generalizada en el sistema americano. Lo pensaba inmunizado, juraba que podría endeudarse indefinidamente. Pero la mezcla de laissez-faire, incompetencia y subvaloración del riesgo la ha devuelto a la realidad”.
El problema es la creciente financiarización de la economía global. Aglietta dice que “el capitalismo está situado hoy bajo el reinado del valor accionarial, caracterizado por un reparto salarial muy desigual en provecho de una pequeña élite. Los salarios no crecen tan rápidamente como la productividad. Aumenta el endeudamiento de las familias para mantener el consumo. La muy alta rentabilidad a dos cifras exigida a las empresas prohíbe toda inversión sustancial. Tienden en consecuencia a deslocalizarse, se endeudan para comprar de nuevo acciones u otras empresas. Y para mantener los niveles de dividendos exigidos por los accionistas”.
El capitalismo globalizado, el “capitalismo total”, tiende a liquidar todo contrapoder, toda forma de regulación o de contrapeso social y político. A la vez se transforma él mismo, generando inestabilidad e incertidumbre crecientes: los mercados bursátiles tienden a suplantar las bancas como principal herramienta de financiación, y buscan la máxima rendabilidad, con nuevos instrumentos dinámicos y “imaginativos”, ultrasofisticados, y de riesgo muy elevado.
En el mundo, unos trescientos millones de accionistas (la mitad de ellos norteamericanos) capitalizan su dinero a través de unos millares de gestores de activos, que imponen sus criterios a los dirigentes de miles de empresas cotizadas en bolsa. Obligadas a generar una rendabilidad inviable: los beneficios no pueden crecer indefinidamente al 15% cuando la producción crece al 5%. De aquí la reducción de la parte de los salarios, las deslocalizaciones en países de sueldos bajos, la reducción del peso relativo de la economía productiva, el riesgo de que la cosa haga “¡crack!”…
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