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Sarkozy, de vacaciones
Publicado por Raimon Obiols | 9 Mayo, 2007
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?Una vez conocidos los resultados electorales y pronunciado el discurso correspondiente, Nicolas Sarkozy cenó y pasó la noche, con su familia y un numeroso grupo de amigos, en un hotel de gran lujo de Paris, el Fouquet’s, donde el precio de las habitaciones oscila entre los 600 y los 1100 euros por noche. Al día siguiente voló hacia Malta en un jet privado (un «falcon 900») con el fin de efectuar un crucero en un yate de 60 metros, el “Paloma” (que se puede alquilar a 173.000 euros por semana). El avión y el barco pertenecen al próspero hombre de negocios Vincent Bolloré («Havas»,«Direct 8»,« Directsoir »). Es uno de los hombres más ricos de Francia, con una fortuna que se estima en unos 1250 millones de euros, según la revista Forbes.
?Todo eso no es información mantenida en secreto. Se ha verificado a plena luz del día, con una cobertura mediática de las más normales. Es decir que este señor, en plena sintonía con la cultura «bushista» (que exhibe con toda naturalidad una perfecta mezcla entre poder político, mundo de los negocios y exhibicionismo« people »), ha pensado que estas cortas vacaciones post-electorales eran la cosa más normal del mundo, e incluso podían mejorar su imagen ante la ciudadanía. Por otra parte, hay que descansar un poco para poder pensar adecuadamente en los problemas que tienen los “mileuristas” para llegar a fin de mes. ?
La cuestión que se plantea no es sólo estética o moral. Es también vulgarmente crematística y también política. Quién ha pagado: ¿Sakozy o Bolloré? Si ha pagado el primero: ¿de dónde saca tanta pasta? Y si es el segundo: ¿es normal que un presidente de la República se deje obsequiar de esta manera? ¿Garantiza, de cara al futuro, la neutralidad y el justo comportamiento del Estado en relación a los asuntos de monsieur Bolloré?
?Blair ya nos había reservado espectáculos de este tipo, dejándose invitar por un Berlusconi en pleno proceso de implantación capilar. Son gente que pide al pueblo que se sacrifique, evocando el carácter implacable de la globalización acelerada y de la carrera a la competitividad. Después, quizás con el fin de consolarlo, le ofrecen el espectáculo televisado de su exhibicionismo de “modernizadores“. ?
Pero todo ésto es, en el fondo, más viejo que Matusalén: es la regla arcaica, que viene del fondo de los siglos, por la cual es preciso mostrar al pueblo donde se concentra el poder, la fuerza y la riqueza, y cómo está la correlación de fuerzas. Estos métodos de exhibicionismo de riqueza y poder fueron llevados al límite de la parodia, de la farsa trágica, por un Hailé Selassié o un Mobutu, que disponían de un larguísimo repertorio de ilustres sinvergüenzas históricos en el que inspirarse.
Sarkozy no inventa nada: sigue una pauta milenaria. En este campo no moderniza.
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