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El Beluga emprende la travesía
Publicado por Raimon Obiols | 16 Enero, 2008
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Ayer a la noche, en las noticias de TVE internacional, dos noticias sobre cuestiones ambientales. La primera, característica de la tónica imperante: un equipo de científicos españoles nos dice que a finales de siglo el número de especies de aves presentes en la península se habrá reducido a la mitad, a causa de las migraciones hacia al norte inducidas por el cambio climático. La segunda es positiva: un barco mercante, el Beluga SkySails, de 130 metros, ha empezado su primer viaje desde Alemania a Venezuela, equipada con una vela gigante fijada en el mástil, que puede elevarse hasta 300 metros de altura y reducir el consumo de combustible en un 20%.
Yo sería partidario de poner más énfasis en las noticias positivas, sin dejar de alertar sobre la gravedad de los retos. La tendencia a evocar cataclismos futuros alerta las conciencias, pero puede tener un efecto negativo de paralización angustiada. La retórica ambientalista que domina en los medios juega demasiado con el sensacionalismo, y crea una creciente sensación de angustia (con un efecto particular en los televidentes más pequeños), producida por la sensación que las cosas van mal tremendamente – los huesos polares se ahogan, las aves desaparecen, los desiertos nos invaden, etc. – y que frente a eso no hay esperanzas y los pequeños cambios cotidianos – reciclar, poner luces de bajo consumo, etc. – parecen triviales y claramente insuficientes.
Hablamos pues del Beluga SkySails: después de cinco años de pruebas, los responsables del proyecto esperan demostrar con este primer viaje trasatlántico la viabilidad del nuevo método de propulsión. Siguen mejorándolo: en el 2009 prevén haber ensayado una vela de 600 metros que, si funciona correctamente, obtendría un ahorro del 50% de combustible. El reto que se plantean es llegar a equipar 1500 barcos en el 2015. No es un tema de pequeña importancia: “el transporte marítimo produce actualmente unos 800 millones de toneladas de CO2 y puede subir hasta 1000 millones en los próximos cinco años” dice Niels Stolberg, el director del Beluga Shipping.
Me gustan estas noticias porque tienden a reforzarme en la idea de que la humanidad puede llegar a poseer los conocimientos científicos, técnicos e industriales suficientes para resolver los problemas de emisiones en las próximas décadas. En este sentido, es significativo que el Beluga se haya desarrollado en Alemania.
Hace unos años, cuando este país adoptó una serie de medidas fiscales y presupuestarias muy enérgicas en el terreno de las innovaciones ambientales, los fundamentalistas del mercado pusieron el grito en el cielo, diciendo que el país se encaminaba al suicidio económico. Ahora es el país líder en la producción de energía no contaminante; y no parece que no sea un mal negocio, sino todo el contrario, en términos de actividad económica y de creación de puestos de trabajo.
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